Bandera LGTBIAQ+ ondeando

Naturaleza con Orgullo {Yorokobu}

En algunos sectores de la sociedad se sostiene que la diversidad sexual y de género, todas aquellas formas que normalmente se agrupan bajo el acrónimo LGBTIAQ+, son antinaturales. Lo cierto es que se trata de una idea basada más en prejuicios que en hechos. Una visión simplista de la naturaleza que ignora la existencia de comportamientos similares en un gran número de especies de seres vivos, en los cuales la diversidad sexual forma parte esencial de su ecología y comportamiento.

Desde una perspectiva biológica, definir lo natural resulta complejo y a menudo malinterpretado. El término, muchas veces mal usado para justificar normas sociales —o para censurarlas si resultan antinaturales—, pierde sentido al observar la riqueza y complejidad del mundo natural. La ciencia ha documentado numerosas especies en las que el comportamiento homosexual, la bisexualidad, las características intersexuales o los cambios de rol de género están presentes de forma natural y cumplen una función evolutiva clave.

En general, los seres humanos tendemos a considerarnos una excepción frente al resto de la naturaleza. Este enfoque antropocéntrico limita nuestra comprensión de la biología y perpetúa mitos dañinos sobre lo que significa ser normal. Reconocer la diversidad en la naturaleza promueve una mejor comprensión científica e invalida argumentos basados en el desconocimiento. Si en el reino animal la diversidad sexual y de género es la norma, resulta evidente que no hay nada más natural que celebrar estas variaciones en nuestra misma especie.

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