La biología como ciencia del continuo – Parte 1: introducción

En 1735, Carl Linneo publicó Systema Naturae y nos legó un regalo práctico –y a la vez engañoso–: las categorías biológicas. Su sistema binomial (Homo sapiens, Canis lupus…) ordenó la vida en compartimentos, pero hoy la biología nos revela algo más fascinante: la naturaleza no opera con cajones, sino con espectros continuos donde cada «límite» es una construcción humana provisional.

Me gusta decir que la biología es la ciencia que estudia espectros continuos donde la gente ve categorías aisladas. Este enfoque desafía las estructuras a menudo rígidas del pensamiento humano, revelando cómo las divisiones categóricas que usamos diariamente son a menudo útiles pero inexactas en su descripción de las complejidades del mundo natural.

Cerebro clasificador. Un cerebro conteniendo multiples conceptos de distinto tipo.
Cerebro clasificador. John Hain vía Pixabay

El cerebro clasificador

Nuestro cerebro evolucionó para simplificar. Clasificar entre depredadores y comida, entre día y noche, entre planta comestible y venenosa… esas formas de compartimentar fueron clave para sobrevivir, pero este mecanismo cognitivo proyecta bordes ficticios sobre realidades fluidas. Como señala la neurocientífica Lisa Feldman Barrett, las categorías son herramientas predictivas, no descripciones objetivas de la naturaleza. Son una especie de atajo cognitivo que permite asumir cosas absolutas basándonos en la generalidad, un ejercicio inductivo útil, pero no por ello válido.

Desde los primeros intentos de clasificación de la vida hasta el avance de disciplinas como la genética y la filogenia, las categorías humanas han facilitado el trabajo de organización y comprensión. Pero este tipo de clasificaciones, aunque prácticas, tropiezan con problemas al intentar abarcar la variedad y los gradientes biológicos. La biología moderna nos muestra cómo descripciones aparentemente binarias rara vez capturan la diversidad y los gradientes reales. La biología es la ciencia que estudia la vida, y la vida es, en todos los sentidos, un proceso continuo. Los ecosistemas son continuos, la evolución es continua, el desarrollo de un ser humano es un continuo. Incluso cosas que aparentan tener fronteras claras, como el parto o la interfase entre tierra firme y el mar en la costa, tienen gradientes.

Mujer quitándose el corsé. Se ve de espaldas.
Quitándonos el corsé. Joel Fazhari vía Pixabay

Quitándonos el corsé

Salir del encorsetamiento imperante no es fácil. La presión de toda la sociedad, que tiende a encajonarlo todo en categorías, se suma a la propia inercia adaptativa de nuestro cerebro. Nadar en contra de esa corriente es una especie de pensamiento escéptico difícil de sostener. Pero adoptar una perspectiva basada en la continuidad tiene beneficios: aumenta la precisión científica y nos empuja hacia una comprensión más inclusiva y ética de temas cruciales. Entender la vida y la diversidad desde esta óptica podría tener impactos significativos, desde la medicina hasta la conservación de los ecosistemas. Naturalmente, también abre espacio para debates éticos, sociales y filosóficos.

La biología desenmascara continuamente los límites de nuestras categorías humanas. Cuando desarrollamos marcos de espectros en lugar de dicotomías, logramos una mejor comprensión del mundo natural y nos ayuda a sentar las bases para una relación más respetuosa y enriquecedora con la vida en todas sus formas. Esta perspectiva de la complejidad, que desafía nuestras categorías estancas, no es más que un reflejo de la verdadera riqueza de la naturaleza. Pero, sin duda, un reflejo más fidedigno y realista que el que encontramos en los cajones cerrados de un gran archivador.

En los próximos artículos exploraré algunas de esas variables que, aunque normalmente se consideran categorías aisladas, cuando se observan desde la perspectiva biológica, no dejan de ser, en realidad, continuos. Porque eso es la biología, la ciencia que estudia espectros continuos donde la gente ve categorías aisladas.

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Referencias

Barrett, L. F. (2021). Siete lecciones y media sobre el cerebro. Ediciones Paidós.

Lakoff, G. (1987). Women, fire, and dangerous things: what categories reveal about the mind. University of Chicago Press.

Malt, B., Ross, B., & Murphy, G. (1995). Predicting features for members of natural categories when categorization is uncertain. Journal of experimental psychology. Learning, memory, and cognition, 21 3, 646-61. https://doi.org/10.1037/0278-7393.21.3.646

Pigliucci M. (2003). Species as family resemblance concepts: the (dis-)solution of the species problem?. BioEssays : news and reviews in molecular, cellular and developmental biology25(6), 596–602. https://doi.org/10.1002/bies.10284

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